En la visión profética del árbol de la vida, Lehi vio y describió un edificio grande y espacioso. Después de participar de su fruto y experimentar por sí mismo el gozo inexpresable que trajo a su alma (1 Nefi 8:10–12), se sorprendió al descubrir que algunos participaron del fruto pero después se sintieron avergonzados y cayeron en senderos prohibidos.
Y yo también dirigí la mirada alrededor, y vi del otro lado del río un edificio grande y espacioso que parecía erguirse en el aire, a gran altura de la tierra. Y estaba lleno de personas, tanto ancianas como jóvenes, hombres así como mujeres; y la ropa que vestían era excesivamente fina; y se hallaban en actitud de estar burlándose y señalando con el dedo a los que habían llegado hasta el fruto y estaban comiendo de él. Y después que hubieron probado del fruto, se avergonzaron a causa de los que se mofaban de ellos; y cayeron en senderos prohibidos y se perdieron (1 Nefi 8:26–28).
Lehi declaró que había muchos otros que avanzaban hacia el edificio, algunos de los cuales se ahogaron en las profundidades del agua en el intento. Otros entraron al edificio y se unieron a los que se burlaban de los que habían comido del fruto (1 Nefi 8:31–33). Durante la visión de las cosas que su padre observó, un ángel le enseñó a Nefi que el edificio grande y espacioso representaba “las vanas ilusiones y el orgullo de los hijos de los hombres” (1 Nefi 12:18; véase también 11:36). Cada una de las palabras orgullo, ilusión y vano ayudan a dar más conocimiento sobre el significado de ese extraño edificio.
El orgullo de Jerusalén era una preocupación importante del profeta contemporáneo de Lehi, Jeremías. El Señor dijo que arruinaría el orgullo de Judá y Jerusalén porque se negaron a escuchar sus palabras, porque eligieron “caminar en la imaginación de su corazón” (Jeremías 9-10). Jeremías suplicó a su pueblo que se arrepintiera, “antes que vuestros pies tropiecen en montes de oscuridad, y esperéis la luz, y os la convierta en sombra de muerte y densas tinieblas” (Jeremías 13:15-16). Cuando se negaron a escuchar sus palabras, Jeremías solo pudo llorar por la inevitable caída (Jeremías 13:17). Nos recuerda a los que se avergonzaron por las burlas de aquellos que estaban en el edificio y cayeron en senderos prohibidos y se perdieron (1 Nefi 8:28).
La palabra que Jeremías usó para orgullo (ga’ah) es de interés. “Todos los significados de la raíz g’h y sus diversas derivaciones se agrupan alrededor del significado básico de ‘ser/llegar a ser alto’”.1 Algunas veces se utiliza en un sentido positivo en referencia a Dios, pero se utiliza más que nada de una manera negativa que denota “orgullo humano, arrogancia y presunción”. En la visión de Lehi, el edificio “parecía erguirse en el aire, a gran altura de la tierra” (1 Nefi 8:26).
Si el edificio grande y espacioso en el sueño de Lehi reflejaba el orgullo del mundo, ¿qué quiso decir el ángel con “ilusiones”? Una posibilidad es que se refiere a los pensamientos o planes que las personas pueden tener que son contrarios a los de Dios. Por ejemplo, Jeremías preguntó al pueblo de Jerusalén: “¿Hasta cuándo albergarás en medio de ti los pensamientos de iniquidad?” (Jeremías 4:14). Aquí la palabra “pensamientos” (mahsebot) significa con mayor precisión “planes” o “diseños”, que pueden ser buenos o malos, pero en este caso son claramente perversos.2
Otra posibilidad es sugerida por el trabajo de Aida Besancon Spencer sobre la palabra hebrea shereeroth. Spencer explica que shereeroth es una especie de confianza idolátrica de sí mismo que se traduce como “imagination” en las Biblias King James y en otras traducciones como “terquedad”; en la versión Reina Valera se traduce como “dureza, imaginación o terquedad”. Aparece diez veces en los escritos de Jeremías (Jeremías 7:24; 9:14; 11:8; 13:10; 16:12; 18:12; 23: 17), y dos veces en otra parte (Deuteronomio 29:19; Salmo 81:12). En estos pasajes, está estrechamente relacionado con los eventos del Éxodo donde Israel se rebeló contra Dios. Se usa para describir a aquellos israelitas que rompieron su convenio con Dios y se volvieron idólatras, diciendo: “Tendré paz, aunque ande según la terquedad de mi corazón, para añadir la embriaguez a la sed” (Deuteronomio 29:19). En dichos pasajes, encontramos “el entrelazamiento interesante de la atracción hacia los ídolos extranjeros y una falsa sensación de seguridad, ya que la persona que actúa de esta manera no será perdonada sino que será señalada por calamidad, en otras palabras, cautiverio”.3
Spencer señala que, en su forma de verbo transitivo, shereeroth significa esencialmente “torcer, torcerse, enrollarse, anudarse”, como un tendón muscular, una cuerda o incluso una cadena. Metafóricamente, denota “una fuerza o firmeza que es, en esencia, torcida o terca. Se presenta como confianza en sí mismo para quienes en eso confían, pero como terquedad o una fuerza torcida para Dios”.4 Como el término hebreo positivo para fidelidad (emunah) el término shereeroth significa firmeza, pero es completamente negativo, porque “uno se entiende como ‘verdad’ mientras que lo otro como ‘perversidad’”. Uno viene de Dios, mientras que el otro emana del individuo.5 Aquellos que en la Biblia poseen esta característica son vistos no solo como independientes sino también en un estado de rebelión contra Dios y propicios para el cautiverio y la destrucción.
El ángel también le enseñó a Nefi que el orgullo y las ilusiones, que el edificio tipifica, son “vanos”. La palabra hebrea hebel, traducida como “vain”, o sea, “vanidad”, en la Biblia King James, también puede significar “aliento” o “vapor” y sugiere algo “que no tiene consistencia o calidad duradera”.6 “Derivado de esto, hay significados como fugaces (existencia humana), vanos e ineficaces, e incluso engañosos (ídolos que no pueden satisfacer los deseos de un adorador)”.7 Jeremías a veces usaba el término como un eufemismo para la adoración a Baal. “[S]e fuer[o]n tras la vanidad y se volvier[o]n vanos” (Jeremías 2:5 traducción de Lundbom).8 Es algo temporal o transitorio, lo cual desaparece.
Hay un elemento de irrealidad en el edificio grande y espacioso. Se alza como un espejismo en el aire. A diferencia de un árbol que está arraigado en la tierra y vivo, el edificio, a pesar de sus promesas falsas y engañosas, carece de vida y, a diferencia del fruto del árbol de la vida, nunca puede ofrecer una felicidad duradera. Aquellos que rechazan y se alejan del árbol de la vida y del amor de Dios, para ir tras el edificio grande y espacioso, finalmente se darán cuenta que han sido engañados. Han intercambiado todo lo de valor, que tiene sentido, por lo que no vale nada.
Los peligros que Lehi vio en su sueño son tan serios ahora como lo eran en la antigüedad. El élder Neil L. Anderson advirtió recientemente:
En nuestro mundo actual, los equipos de construcción del adversario trabajan horas extras ampliando a toda prisa el edificio grande y espacioso. La expansión se ha extendido al otro lado del río, con la esperanza de rodear nuestros hogares, mientras que quienes señalan gimen día y noche en sus megáfonos por Internet… Recordemos las palabras de Lehi: ‘… no les hicimos caso’.
A veces puede ser difícil arriesgar la desaprobación y el ridículo de los demás.
Aunque no debemos temer, debemos estar en guardia. A veces, las cosas pequeñas pueden destruir nuestro equilibrio espiritual. No permitan que sus dudas, los insultos de los demás, los amigos sin fe, o los errores y las decepciones desafortunadas los alejen de las bendiciones tiernas, puras que elevan el alma y que provienen del preciado fruto del árbol. Mantengan los ojos y el corazón centrados en el Salvador Jesucristo y en el eterno gozo que proviene solo mediante Él.9
Lehi observó que “después” de que algunos habían comido del fruto, “miraron en derredor de ellos, como si se hallasen avergonzados” (1 Nefi 8:25). Esto podría sugerir que aquellos que se regresaron (una vez que participaron) pudieron haber dejado de deleitarse del fruto del amor de Dios.
Tomar el fruto del árbol no es un evento único. Después de haber participado del amor de Dios, debemos continuar haciéndolo. Stephen W. Owen observó:
[E]s posible que haya jóvenes que se críen en hogares Santos de los Últimos Días, asistan a todas las reuniones y clases correspondientes en la Iglesia e incluso participen de las ordenanzas del templo, y luego se vayan por “senderos prohibidos y se p[ierdan]”.10
No es suficiente haber sido alimentado una vez por el fruto del árbol. Debemos seguir nutriéndonos.
Una forma de hacerlo es continuar deleitándonos con las palabras de Cristo en las Escrituras. Moroni nos aconsejó que cuando leemos el Libro de Mormón debemos recordar “cuán misericordioso ha sido el Señor con los hijos de los hombres”, desde el principio hasta hoy. (Moroni 10:3). Al hacerlo, debemos recordar especialmente sus muchas misericordias a lo largo de nuestras propias vidas. Al reflexionar sobre estas bendiciones personales, obtendremos una mayor apreciación de Su amor por nosotros, así como por los demás. Este sentido de gratitud nos fortalecerá contra el egoísmo.
Otra forma en que podemos seguir disfrutando del amor de Dios es continuar sirviendo y orando por los que nos rodean. A medida que ministramos a los demás, llegamos a amar a aquellos a quienes servimos y por quienes oramos. Este amor nos llena de gozo y humildad y trae mayor fe, poder y alegría a nuestras vidas. A medida que continuamos deleitándonos con el amor de Dios, las distracciones del edificio grande y espacioso pierden control sobre nosotros.
Sorprendentemente, también puede haber beneficios para los santos que se enfrentan a la mirada y la burla de los demás. El élder Neal A. Maxwell enseñó que “por el mismo motivo, los creyentes deben enfrentar la arrogancia de los críticos con mansedumbre y clara elocuencia. Aunque estemos a veces rodeados de resentidos, debemos tratar de ayudarlos, especialmente a los de manos caídas”.11 Por defender lo que es verdadero, real y de valor eterno, podemos hacer que muchos, que han sido distraídos o engañados por el orgullo astuto y las vanas ilusiones del mundo, vengan y participen o regresen y participen del amor inefable de Dios.
Book of Mormon Central en Español, “¿De qué manera usó Nefi a Isaías para enseñarnos a evitar el orgullo? (2 Nefi 15:21),” KnoWhy 48 (1 de marzo de 2017).
Book of Mormon Central en Español, “¿Hay realmente solo dos iglesias? (1 Nefi 14:10)“, KnoWhy 16 (19 de enero de 2017).
1. Ernst Jenni y Klaus Westermann, Theological Lexicon of the Old Testament (Peabody, Massachusetts: Hendrickson, 1997), 1:286.
2. Jack R. Lundbom, Jeremiah 1-20 (New York: Doubleday, 1999), 346.
3. Aida Besancon Spencer, “שרירות As Self-Reliance”, Journal of Biblical Literature 100 (1981): 247.
4. Spencer, 247.
5. Spencer, 247-248.
6. W. E. Staples, “The `Vanity’ of Ecclesiastes”, Journal of Near Eastern Studies 2, no. 2 (abril de 1943): 95.
7. Roland E. Murphy, Ecclesiastes (Dallas, Word Books, 1982), lviii.
8. Jack R. Lundbom, Jeremiah 1-20 (New York: Doubleday, 1999), 259.
9. Anderson, Neil L. Anderson, “El fruto” Liahona (noviembre 2019).
10. Stephen W. Owen, “Sean fieles, no faltos de fe”, Liahona (noviembre 2019).
11. Neal A. Maxwell, “Se vuelva como un niño”, Liahona (mayo 1996).
Traducido por Central del Libro de Mormón
Construimos una fe duradera en Jesucristo al hacer que el Libro de Mormón sea accesible, comprensible y defendible para todo el mundo.
Copyright 2017-2022 Book of Mormon Central: A Non-Profit Organization. All Rights reserved. Registeres 501(c)(3).EIN:20-5294264