Cuando Ammón enseñó al rey Lamoni el plan de salvación, el rey estaba tan abrumado por la experiencia que cayó a tierra como si estuviera muerto (Alma 18:39-42). Mientras estaba inconsciente, tuvo una visión del Señor y cuando le habló a su esposa de su experiencia, ella también cayó a tierra como si estuviera muerta y lo mismo le sucedió a Ammón (Alma 19:13-14). La mayoría de los siervos también cayeron a tierra (v. 16).1
La única excepción fue Abish, quien ya se había convertido al Señor (v. 16).2 En un esfuerzo por señalar algo sobre el poder de Dios al pueblo, Abish reunió a todos y les mostró lo que había pasado (v. 28).3 Entonces ella tomó a la reina de la mano y la levantó (v. 29). La reina entonces tomó a su esposo Lamoni de la mano y lo levantó también (v. 30). Para los lectores modernos, esa es una escena significativa, que requiere una cuidadosa consideración desde varios ángulos,4 y un nivel de posibles simbolismos en esta historia no es evidente ahora en día. En un contexto antiguo, esta escena podría haber reunido fuerza de conceptos mitológicos relacionados con la resurrección de seres divinos y de la realeza.
Un elemento de la historia que sugiere esto es que Alma 18 y 19 menciona en ocho ocasiones diferentes que la familia real parece que está muerta. Inclusive los siervos del rey Lamoni querían enterrarlo (Alma 19:1). Por lo que, cuando Abish los levantó del suelo, las personas familiarizadas con tales antecedentes, pudieron haberlo interpretado como desarrollando un papel en levantarlos de un estado de muerte que ellos percibían. El hecho de que era una mujer quien los levantó del suelo habría sido indicativo para ellos también, porque, como Kevin y Shauna Christensen han observado, a las diosas en ocasiones las llegaron a asociar con revivir a sus esposos en la mitología antigua.5
En la antigua mitología canaanita, por ejemplo, la diosa Anat permitió que su esposo Baal-Hadad fuera resucitado por ella al matar a su enemigo, Mot, el dios de la muerte.6 En la mitología mesopotámica, Inanna desciende al inframundo para liberar a su amado fallecido, Dumuzi-Tammuz, del dios Ereshkigal, por lo que él pudo ser traído de nuevo a la vida.7 Debido a la inherente capacidad femenina de crear vida por medio de partos, la conexión entre la mujer y el renacer y revivir en estas historias tiene sentido.
En el nuevo mundo uno puede encontrar un tema similar en el Popol Vuh, un texto sagrado de los antiguos mayas.8 En este texto, los señores del inframundo mataron a un hombre llamado Hun-Hunahpú y colocaron su cabeza en un árbol.9 Este acto causó que el árbol produjera fruto que se miraba como el cráneo del héroe muerto.10 Entonces la hija de uno de los señores del inframundo probó de ese fruto y por medio de ella, la vida fue renovada en el mundo.11 Con estos detalles en mente, parece razonable asumir que cuando Lamoni y su esposa desmayan y reviven puede entenderse como un señalamiento acerca de la muerte y la resurrección.12
Ver la experiencia de la corte lamanita como una resurrección simbólica, tiene sentido en varios niveles. En un nivel narrativo, Ammón había enseñado al rey Lamoni “el plan de redención que fue preparado desde la fundación del mundo; y también les hizo saber concerniente a la venida de Cristo, y les dio a conocer todas las obras del Señor” (Alma 18:39). El rey habría entendido el plan de la mortalidad, la realidad de la muerte y también la promesa de ser redimido de la muerte. Cuando clamó por misericordia (v. 41), como todos debemos hacer de acuerdo con el plan, Lamoni fue vencido como si estuviera muerto. La historia de Lamoni, su esposa y su pueblo les recuerda a todos los lectores claramente su propia mortalidad y la absoluta necesidad de un redentor.
Una vez que ellos revivieron, dejaron sus vidas anteriores y fueron renacidos como seguidores de Cristo, como un “cambio en sus corazones, y que ya no tenían más deseos de hacer lo malo” (Alma 19:33). En cierto sentido, ellos habían nacido de nuevo. Pablo, cuando se refirió a la muerte y resurrección simbólicas que los cristianos experimentan en el bautismo, declaró: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por medio del bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” (Romanos 6:4). De manera simbólica, la corte lamanita real había muerto y fueron levantados como nuevas personas, dejando sus vidas pasadas por una “vida nueva” por medio de Cristo.
La historia también es importante por otra razón. La asociación de Abish con la “resurrección” en la corte del rey puede ser vista como un presagio sutil de la resurrección de Cristo. Las tradiciones antiguas de diosas siendo asociadas con la resurrección de sus esposos bien pudo haber señalado a los creyentes de entre el pueblo que ellos también habían presenciado un milagro divino. Tal vez la función de una mujer esclava como Abish en la historia del rey Lamoni y su reina, encuentra un eco cultural en la historia de la hija comiendo el fruto del árbol de Hunahpú el cual llevó a la renovación de la vida en la tierra de acuerdo con la tradición maya.
Cuando se lee en varios contextos, la historia de la corte de Lamoni toma un nuevo significado. En particular, por medio de la fidelidad de Abish, esta historia de conversión fundamental nos recuerda que todos podemos encontrar una nueva vida por medio de la resurrección de Cristo. Esta verdad está hermosamente indicada por este presagio poderoso de Su conquista de la muerte y el infierno, lo que hace posible que la resurrección llegue a todos (Alma 33:22).
Jeffrey R. Holland, Cristo y el Nuevo Convenio (Salt Lake City: Deseret Book, 1997), 238-241.
Allen J. Christensen, “The Sacred Tree of the Ancient Maya“, Journal of Book of Mormon Studies 6, no. 1 (1997): 1–23.
1. Para conocer más sobre esto, véase Mark Alan Wright, “Nephite Daykeepers: Ritual Specialists in Mesoamerica and the Book of Mormon“, en Ancient Temple Worship: Proceedings of the Expound Symposium, 14 May 2011, ed. Matthew B. Brown, Jeffrey M. Bradshaw, Stephen D. Ricks, John S. Thompson (Salt Lake City y Orem, UT: Eborn Books e Interpreter Foundation, 2014), 243–257; “‘According to Their Language, unto Their Understanding’: The Cultural Context of Hierophanies and Theophanies in Latter-day Saint Canon“, Studies in the Bible and Antiquity 3 (2011): 51–65.
2. Para conocer más ideas sobre cómo pudo haberse convertido, véase Brant A. Gardner, Second Witness: Analytical and Contextual Commentary on the Book of Mormon, 6 vols. (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2007), 4:298–310.
3. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué podemos aprender de la obra misional de Abish como miembro? (Alma 19:17)“, KnoWhy 374, (6 de junio de 2018).
4. Para un buen ejemplo de dicha interpretación, señalando la ironía de que aún después de observar este asombroso desarrollo, había muchos espectadores en la multitud “que no quisieron oír [las] palabras [de Lamoni] (Alma 19:32)”, véase Michael J. Call, “Reading Competency in the Book of Mormon: Abish and Other Model Readers” BYU Studies Quarterly 56, no. 2 (2017): 59–70.
5. Kevin y Shauna Christensen, “Nephite Feminism Revisited: Thoughts on Carol Lynn Pearson’s View of Women in the Book of Mormon“, FARMS Review of Books 10, no. 2 (1998): 18.
6. Christensen, “Nephite Feminism Revisited“, 18.
7. Christensen, “Nephite Feminism Revisited“, 18.
8. Christensen, “Nephite Feminism Revisited“, 18.
9. Allen J. Christensen, “The Sacred Tree of the Ancient Maya“, Journal of Book of Mormon Studies 6, no. 1 (1997): 3.
10. Christensen, “The Sacred Tree“, 3.
11. Christensen, “The Sacred Tree“, 4.
12. Christensen, “Nephite Feminism Revisited“, 18.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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