En Mormón 2:15, Mormón declaró que “el día de gracia había pasado” para su pueblo, los nefitas.1 La frase “día de gracia” aparece solamente en una ocasión en las Escrituras, por lo que es difícil saber qué es lo que podría significar.2 Sin embargo, basados en lo que esta frase significaba a finales de la década de 1820 cuando el Libro de Mormón se estaba traduciendo, es posible que “el día de gracia” significara un tiempo extra que Dios les dio a los nefitas para que se arrepintieran.3
El diccionario Webster de 1828, un diccionario del tiempo y lugar de José Smith, define el día de gracia como un “tiempo de probación, cuando se hace una oferta a los pecadores”.4 Esto parece venir de una definición que tiene que ver con el comercio: “…los días que siguen inmediatamente al tiempo en que una cuenta o una deuda se vence, que le son permitidos al deudor o pagador hacer sus pagos”. 5 Ahora en día las personas usualmente se refieren a esto como un “periodo de gracia”. En otras palabras, el día de gracia es un tiempo extra que se da a las personas para pagar una deuda, la cual en un sentido espiritual significa que Dios da a sus hijos un tiempo extra para arrepentirse.
De manera general, el día de gracia es un “favor que otorga… inmunidad a alguna penalidad durante un periodo específico”.6 Mormón 2:15 parece implicar que la pena de muerte era el castigo que se había retrasado por un tiempo. Mormón declaró que “el día de gracia había pasado para ellos, tanto temporal como espiritualmente; porque vi que miles de ellos eran talados en rebelión manifiesta contra su Dios”. El día de gracia había terminado para los nefitas; el tiempo de su castigo estaba cerca. El castigo era donde estaban ahora, en efecto, siendo ejecutados o “talados”.7
Esta misma destrucción física que los nefitas estaban experimentando en ese tiempo ayuda a explicar el comentario de Mormón acerca del día de gracia. Él declara que “el día de gracia había pasado para ellos, tanto temporal como espiritualmente” (Mormón 2:15).8 Hablando temporalmente, el retrasar la pena de muerte que era el castigo de los nefitas por su “rebelión manifiesta contra su Dios”, se había terminado, y ellos estaban siendo destruidos físicamente. Pero espiritualmente, el tiempo extra que Dios les había otorgado para que se arrepintieran también había terminado. Por lo tanto, el día de gracia había pasado, tanto temporal como espiritualmente.
La idea de que Dios da a la humanidad un tiempo extra para arrepentirse también aparece en otros lugares en el Libro de Mormón. Alma, por ejemplo, declaró que Dios habría podido matar inmediatamente a Adán por violar el mandamiento de no comer el fruto del árbol de la vida. Sin embargo, él declaró que “la muerte viene sobre el género humano… no obstante, se le concedió un tiempo al hombre en el cual pudiera arrepentirse; así que esta vida llegó a ser un estado de probación; un tiempo de preparación para presentarse ante Dios” (Alma 12:24). En otras palabras, Dios dio a Adán un tiempo extra para que pudiera arrepentirse, tal como les dio a los nefitas un tiempo adicional.
En el caso de Adán, “le fue concedido al hombre un tiempo para que se arrepintiera; sí, un tiempo de probación, un tiempo para arrepentirse y servir a Dios” (Alma 42:4). Lo mismo se puede aplicar a nosotros. Como Alma lo señaló, la única manera en que el Plan de Redención se puede llevar a cabo es si las personas se arrepienten en “este estado preparatorio; porque a menos que fuera por estas condiciones, la misericordia no podría surtir efecto, salvo que destruyese la obra de la justicia” (Alma 42:13).9
En cierta manera, la misericordia es cuestión de tiempo. Si Dios instantáneamente castigara el pecado, las personas no tendrían tiempo para sentir el remordimiento, el arrepentimiento y llegar a ser mejores. Dios concede a las personas un “día de gracia” para ver si se “arrep[ienten] y [sirven] a Dios” (Alma 42:4). Esta es una manera en la cual, como Alma enseñó, la misericordia no le roba a la justicia.10 Las personas tienen la oportunidad de arrepentirse y recibir la gracia de Dios por medio de la misericordia de Cristo, antes de que el peso de la justicia caiga sobre ellos.11 Dios nos ha proveído a todos nosotros con la oportunidad de arrepentirnos y venir a Él.12 En lugar de inmediatamente castigarnos cuando pecamos, Él nos da el tiempo necesario para cambiar nuestras vidas y ser sanados mediante la redención de Cristo.
Los nefitas no tomaron ventaja de esta oportunidad durante el tiempo de Mormón.13 Incluso cuando se les ofreció una última oportunidad, ellos la rechazaron. Tal como Mormón lo declaró: “[E]l Señor me dijo: Clama a este pueblo: Arrepentíos… y seréis preservados. Y amonesté a este pueblo, pero fue en vano; y no comprendieron que era el Señor el que los había librado, y les había concedido una oportunidad para arrepentirse” (Mormón 3:2-3). Sin embargo, todos podemos aprovechar de este tiempo ahora, si vemos nuestras vidas como un periodo de probación, y utilizamos con gratitud y sabiduría el tiempo extra que Dios nos da para arrepentirnos.
H. Donl Peterson, “The Law of Justice and the Law of Mercy“, en Alma, The Testimony of the Word, Book of Mormon Symposium Series, Volume 6, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate, Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1993), 211–222.
Robert L. Millet, “Justice, Mercy, and the Life Beyond: Alma 40–42”, en The Book of Mormon, Part 2: Alma 30 to Moroni, ed. Kent P. Jackson, Studies in Scripture: Volume 8 (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1988), 56–68.
1. Sobre el uso del término “past” en lugar de “passed” en el primer texto en inglés, véase Royal Skousen, ed., The Book of Mormon: The Earliest Text (New Haven, CT: Yale University Press, 2009), 784. Para conocer una explicación de la variante, véase Royal Skousen, Analysis of Textual Variants of the Book of Mormon: Part Six, 3 Nephi 8 – Moroni 10, 2nd edition, The Book of Mormon Critical Text Project, Volume 4 (Provo, UT: FARMS y BYU Studies, 2017), 3734–3735.
2. Eldin Ricks’s Thorough Concordance of the LDS Standard Works (Provo, UT: FARMS, 1995), 829.
3. Para conocer sobre cómo la gracia es usualmente utilizada en el Libro de Mormón. véase Stephen E. Robinson, “Grace”, en Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003), 306.
4. Noah Webster, American Dictionary of the English Language (1828), s.v., “Grace”. En línea en webstersdictionary1828.com.
5. Webster, “Grace”.
6. Oxford English Dictionary (1971), s.v., “Grace”, 325–328.
7. Esta demora antes de la ejecución puede reflejar una práctica común en la antigua América, donde los gobernadores programarían la ejecución de un esclavo en algún tiempo futuro, generalmente un festival sagrado. Véase John S. Henderson, The World of the Ancient Maya, 2nd ed. (Ithaca, NY: Cornell University Press, 1997), 62.
8. Las personas generalmente han asumido que este versículo se refiere a la gracia como generalmente pensamos que es, pero luego uno se pregunta por qué Mormón hizo la declaración “tanto temporal como espiritualmente”. Para una interpretación que asume que esto es gracia como generalmente pensamos que es, véase Brent J. Schmidt, Relational Grace (Provo, UT: BYU Studies, 2015), 155–156.
9. Para conocer más sobre la relación entre la justicia y la misericordia, véase Bruce C. Hafen, “Justice and Mercy“, en Encyclopedia of Mormonism, ed. Daniel H. Ludlow (New York, NY: Macmillan, 1992), 2:775–776.
10. Para conocer más sobre esto, véase Robert L. Millet, “Justice, Mercy, and the Life Beyond: Alma 40–42”, en The Book of Mormon, Part 2: Alma 30 to Moroni, ed. Kent P. Jackson, Studies in Scripture: Volume 8 (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1988), 56–68.
11. Véase H. Donl Peterson, “The Law of Justice and the Law of Mercy“, en Alma, The Testimony of the Word, Book of Mormon Symposium Series, Volume 6, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate, Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1993), 211–222.
12. Véase Brant A. Gardner, Second Witness: Analytical and Contextual Commentary on the Book of Mormon, 6 vols. (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2007), 4:555.
13. Véase Joseph Fielding McConkie, Robert L. Millet y Brent L. Top, Doctrinal Commentary on the Book of Mormon, 4 vols. (Salt Lake City, UT: Bookcraft, 1987–1992), 4:217.
Traducido por Central del Libro de Mormón
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