Cuando José Smith terminó de traducir el Libro de Mormón, tres de sus seguidores más cercanos, Martin Harris, Oliver Cowdery y David Whitmer, fueron escogidos por revelación como testigos especiales del Libro de Mormón (DyC 17). Un ángel les mostró las planchas de oro de las cuales el libro fue traducido (Testimonio de Tres Testigos). Además, a otros ocho se les permitió ver y sopesar las planchas y testificar de su realidad (Testimonio de Ocho Testigos).
Con la película recientemente estrenada: Witnesses [Testigos] ahora en cines [de los Estados Unidos] que relata la historia de los Tres Testigos en la pantalla grande por primera vez, muchos se han interesado en aprender más acerca de la vida y la contribución de los testigos del Libro de Mormón. Aquí presentamos 10 cosas que tal vez no había usted escuchado acerca de los testigos del Libro de Mormón.
Martin Harris suele ser recordado por haber perdido las 116 páginas manuscritas de la primera traducción del Libro de Mormón. Esas páginas nunca se volvieron a traducir, por lo que su contenido no se encuentra en el Libro de Mormón hasta el día de hoy. Pero Martin Harris hizo mucho más para contribuir en la publicación del Libro de Mormón de lo que muchos creen y merece ser más recordado por sus contribuciones positivas. Por ejemplo, Martin vendió la mayor parte de su granja en Palmyra (cerca de 61 hectáreas) para pagar la impresión del Libro de Mormón.
Una de las historias que menos se conoce acerca de Martin Harris es que antes de que incluso viera las planchas, testificó de ellas durante un procedimiento legal. En marzo de 1829, Lucy Harris, la esposa de Martin, organizó al pueblo de Palmyra en contra de José Smith, presentando una demanda legal en contra de él por defraudar al pueblo. Martin sabía que se le pediría testificar durante este juicio, así que acudió a José en busca de un testigo de las planchas. Martin no pudo ver las planchas en ese momento, pero el Señor le reveló por primera vez que habría tres testigos y le prometió a Martin que podría ser escogido como uno de ellos si se humillaba (DyC 5). Esto le dio a Martin la seguridad que necesitaba y en el juicio testificó: “En cuanto a las planchas que [José Smith] afirma tener, caballeros, si no le creen y continúan resistiéndose a la verdad, un día ello causará la condenación de sus almas”.
Cuando José Smith y Oliver Cowdery estaban traduciendo el Libro de Mormón en Harmony, Pensilvania, comenzaron a enfrentar una severa oposición. Oliver Cowdery escribió a su amigo David Whitmer preguntándole si podrían terminar la traducción en la granja de los Whitmer en Fayette, Nueva York. David quería ayudar, pero necesitaba quedarse y terminar de arar los campos antes de irse. Pero, al día siguiente, cuando David fue a comenzar su trabajo descubrió que varias hectáreas de tierra habían sido aradas milagrosamente.
Nadie en la familia Whitmer sabía quién había hecho el trabajo, pero lo consideraron como una señal de Dios de que debían ayudar a José Smith en su tarea. David inmediatamente viajó los 161 kilómetros desde Fayette a Harmony para encontrarse con José y llevarlo a él y a Oliver de regreso a la granja de los Whitmer.
Durante su visión del ángel y las planchas, los Tres Testigos escucharon la voz del Señor que les mandó a “dar testimonio” de su visión y de la veracidad de la traducción publicada en el Libro de Mormón. Sin embargo, de acuerdo con David Whitmer, estaban indispuestos a hacerlo, e incluso le respondieron al Señor cuando los mandó a hacerlo. Oliver menciona que “se opusieron y le dijeron al Señor que la gente no creería” en su testimonio, debido a la falta de evidencia de “un pueblo que era educado y sofisticado, que habitaba en grandes ciudades” como se describe en el Libro de Mormón. El Señor les prometió que “lo daría a conocer a las personas y que descubrirían las ruinas de las ciudades perdidas y evidencia abundante sobre la verdad de lo que está escrito en el Libro”.
En los años siguientes, se descubrieron ruinas de grandes ciudades en la antigua Mesoamérica y David Whitmer creyó que estas cumplían la promesa del Señor otorgada a él y a los otros testigos en aquella ocasión.
Muchos saben que después de dejar la iglesia, Oliver Cowdery ejerció la abogacía. No se conoce mucho sobre las funciones y profesiones que asumió con el propósito de contribuir a la restauración. Durante su tiempo en la iglesia, Oliver fue escribiente, impresor de periódicos, escritor, juez de paz y más. Un hecho especialmente poco conocido es que fue banquero en 1837 por un breve tiempo.
En 1836, un número cada vez mayor de conversos se mudaron a Kirtland con necesidad de tierras y trabajo, y la iglesia había acumulado importantes deudas al construir el Templo de Kirtland y administrar las empresas comerciales. Para aliviar estas presiones, la iglesia inauguró un banco llamado la Sociedad de Seguridad Financiera de Kirtland a principios de 1837. Este esfuerzo de crear un banco enfrentó varios desafíos y finalmente cerró más tarde ese año.
Una de las dificultades fue conseguir un carta legal de los órganos legislativos de Ohio para que el banco funcionara. Después de que el primer intento de conseguir una carta fue rechazado, los líderes de la iglesia intentaron otra estrategia: compraron la participación mayoritaria en el Banco de Monroe en el territorio de Michigan, con el plan de operar la Sociedad de Seguridad Financiera de Kirtland como una sucursal de ese banco, debido a que tenía una carta constitutiva legalmente reconocida. Como parte de la fusión, Oliver Cowdery fue nombrado vicepresidente del Banco de Monroe y sirvió brevemente en ese cargo antes de que la crisis bancaria de 1837 obligara a cerrar la mayoría de los bancos del país, incluyendo el Banco de Monroe.
A pesar de su fe anticipada e importantes contribuciones, Martin Harris fue “separado” de la iglesia en 1837. Como muchos saben, aun así no negó la veracidad del Libro de Mormón, a pesar de estar “en desacuerdo con José [Smith]”. Sin embargo, pocos saben que defendió específicamente el Libro de Mormón en una reunión con colegas disidentes de la iglesia.
Martin no fue el único que se separó de la iglesia a finales de 1837. Todo un grupo de disidentes liderado por Warren Parrish creía que José Smith y la iglesia habían perdido su rumbo, y estos detractores buscaron restaurar las “antiguas normas” en la iglesia. Martin al principio fue parte de su grupo y se le dio un puesto de liderazgo en la nueva iglesia que habían fundado. Pero en una reunión celebrada en marzo de 1838, las personas destacadas de este movimiento “renunciaron al Libro de Mormón”. A pesar de las presiones sociales para que estuvieran de acuerdo con sus nuevos compañeros, “M[artin] Harris se levantó y dijo que lamentaba que cualquier hombre rechazara el Libro de Mormón porque sabía que era verdadero”. Se separó de esos disidentes y continuó afirmando la veracidad del Libro de Mormón a lo largo de los años.
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Entre las razones por la que David Whitmer fue excomulgado, estaba el hecho de que algunos creían que él era el sucesor de José Smith y lo estaban presionando para que se hiciera cargo de la iglesia en 1837-1838, porque alegaban que José era un profeta caído.
Incluso después de la excomunión de David Whitmer, algunos continuaron creyendo que él era el legítimo sucesor de José Smith. En 1847, después de la muerte de José Smith, el ex apóstol William E. McLellin intentó que David Whitmer dirigiera una iglesia recién organizada, pero David no creía que fuera el momento adecuado. No fue hasta la década de 1870 que David Whitmer tomó medidas para formar su propia iglesia “Whitmerita”, que inicialmente consistía solo en la extensa familia Whitmer, amigos cercanos y vecinos. Con el tiempo llegó a tener 750 miembros antes de que desapareciera lentamente en el siglo XX.
La iglesia de David era pequeña, pero creían tanto en la Biblia como en el Libro de Mormón, y David nunca negó su testimonio del ángel y las planchas.
Pocos meses después de que Martin Harris fuera separado de la iglesia, se llevó a cabo una audiencia disciplinaria sobre la conducta de Oliver Cowdery y fue excomulgado. Al principio, después de ser separado de la iglesia, es posible que Oliver Cowdery sintiera cierto resentimiento, pero al poco tiempo las fuentes informaron que era “amigable” con los santos. En 1842, recibió la visita de Phineas Young, esposo de Lucy, la media hermana de Oliver. Después de varias conversaciones con Oliver, Phineas informó a su hermano Brigham Young que el corazón de Oliver “aún esta[ba] con sus viejos amigos”.
Durante los siguientes años, Phineas y Oliver mantuvieron una correspondencia regular en la que Oliver se mostraba sincero y abierto acerca de sus preocupaciones y frustraciones, pero también expresaba claramente su anhelante deseo de volver a la comunión plena con los santos. Por ejemplo, en una carta de 1846, explicaba que estaba frustrado por las falsas acusaciones que se formularon en su contra durante su excomunión, debido a que quería asegurarse de “que aquellos que pudieran creer en [su] testimonio” de los primeros eventos de la restauración “no se avergonzaran por la vida privada del hombre que dio ese testimonio”.
A lo largo de su correspondencia con Phineas y otros miembros de los Doce, Oliver fue amigable y cálido hacia los santos, y ofreció ayudarlos en asuntos legales y políticos. Las relaciones con Oliver fueron lo suficientemente amigables, tanto que en 1843, José instruyó a los Doce que invitaran a Oliver a reunirse en la iglesia e ir con Orson Hyde a su misión en Jerusalén. Aunque Oliver no se reunió con los santos en ese momento, la correspondencia amigable con Phineas Young a lo largo de los años ayudó a preparar el camino para el regreso de Oliver en 1848.
Muchas personas saben que Martin Harris fue a Utah y regresó a la iglesia en 1870. Pocas personas están al tanto de los eventos que ocurrieron entre el momento en que Martin fue “separado” de la iglesia y su regreso. De hecho, muchos no saben que Martin fue rebautizado en la iglesia en 1842. Sin embargo, después de la muerte de José Smith, Martin aceptó por breve tiempo a James Strang como el profeta sucesor en lugar de Brigham Young y los Doce.
Como miembro de la iglesia strangita, Martin fue a una misión a Inglaterra en 1846-1847. Mientras estuvo allí, testificó con valentía del Libro de Mormón y específicamente de haber visto al ángel y las planchas, pero no apoyó las afirmaciones específicas de James Strang. Debido a esto, el apóstol strangita Lester Brooks envió a casa a Martin después de solo unos meses. Sin embargo, gracias a este corto viaje misional, Martin llegó a ser el único de los tres testigos en testificar fuera de Norteamérica.
Además de Oliver Cowdery, David Whitmer y Martin Harris, Mary Whitmer, madre de David, también pudo ver las planchas que le mostró un mensajero divino. De hecho, ella fue la primera persona, además de José Smith, que realmente vio las planchas. Mientras José y Oliver estaban viviendo con los Whitmer y traducían el Libro de Mormón, su presencia añadía una carga adicional de trabajo a la matriarca Whitmer. A veces ella sentía que el joven Profeta y su escribiente podían hacer más para ayudar en la casa y la granja.
Una mañana, mientras estaba en el granero haciendo sus quehaceres, pensando que José y Oliver podrían contribuir un poco más, “lleva[ndo] un balde con agua o corta[ndo] un poco de leña” cuando tomaran descansos durante la traducción, un extranjero que llevaba una especie de mochila se acercó. “[É]l le habló con un tono amable y amistoso y comenzó a explicarle el tipo de obra que se estaba llevando a cabo en su casa y una alegría y satisfacción inexpresable se apoderaron de ella”. Luego él abrió su mochila, mostrando las planchas de oro y “dio vuelta a las hojas del libro de planchas, hoja por hoja y también le mostró los grabados sobre estas”. Le animó a que “fuera paciente y fiel para soportar su carga un poco más” y a cambio le prometió que sería bendecida.
Además de los Tres Testigos, había otros que también vieron las planchas. Los más importantes son los Ocho Testigos, quienes vieron y sopesaron las planchas descubiertas y en circunstancias perfectamente ordinarias y no milagrosas. Muchos desconocen aún más a los testigos “no oficiales”, que como de costumbre no vieron las planchas directamente, pero las sopesaron y manipularon mientras estaban cubiertas y pudieron decir, por su examen físico, que el objeto que poseía José Smith era un conjunto de planchas de metal.
Por ejemplo, Emma Smith ayudó a José Smith a obtener las planchas y asistió a José como escriba. Durante ese tiempo, en ocasiones cambiaba de lugar las planchas cubiertas cuando limpiaba la casa. Una vez tocó los bordes y sintió que las planchas eran “flexibles como papel grueso y crujían con un sonido metálico”.
Estos 10 hechos poco conocidos acerca de los Testigos del Libro de Mormón son solo la punta del iceberg: la investigación histórica ha revelado una gran cantidad de información de los hombres y las mujeres que vieron, manipularon y sopesaron las planchas del Libro de Mormón. El domingo 13 de junio, Susan Easton Black, profesora retirada de Historia de la Iglesia y coautora de la biografía definitiva de Martin Harris, dio una charla virtual fogonera sobre los Tres Testigos (en inglés). Lo invitamos a conocer más sobre las historias enriquecedoras acerca de sus vidas, sacrificios y testimonios.
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